En la época de Cristo y del Nuevo Testamento, los saduceos eran un grupo religioso-político que tenía mucho poder entre los judíos de Israel. En ocasiones, los saduceos se enfrentaron a Jesús, intentando ponerle trampas (Mateo 16:1; Marcos 12:18), y luego se opusieron a la predicación de los apóstoles (Hechos 4:1-2).
Algunos piensan que los saduceos, que históricamente han sido llamados "zadokitas" o "tzedukim", los fundó un hombre llamado Zadok (o Tsadok) en el siglo II a.C. Otra corriente de pensamiento sostiene que la palabra saduceo está relacionada con la palabra hebrea sadaq ("ser justo"). Los saduceos eran una clase aristocrática relacionada con todo lo que ocurría en el templo de Jerusalén. Eran ricos y ocupaban puestos de poder, tales como el de jefes de los sacerdotes y el de sumo sacerdote, y ocupaban la mayoría de los 70 puestos del consejo gobernante llamado Sanedrín.
Los saduceos procuraban mantener la paz estando de acuerdo con las decisiones de Roma (Israel estaba entonces bajo control romano), y parecían estar más preocupados por la política que por la religión. Puesto que eran complacientes con Roma y constituían la clase alta adinerada, no se relacionaban bien con las personas del común, ni éstas los tenían en alta estima. Los ciudadanos comunes se relacionaban mejor con los que pertenecían al partido de los fariseos. Aunque los saduceos ocupaban la mayoría de los puestos en el Sanedrín, la historia indica que la mayor parte del tiempo tenían que secundar las ideas de la minoría farisea, porque los fariseos eran más populares entre las masas.
No todos los sacerdotes eran saduceos, pero sí muchos de ellos. Los saduceos preservaban la autoridad de la Palabra de Dios escrita, especialmente los libros de Moisés (del Génesis al Deuteronomio). Si bien se les puede elogiar por esto, definitivamente no eran perfectos en sus puntos de vista doctrinales. La siguiente es una breve lista de creencias saduceas que contradicen las Escrituras:
1. Los saduceos eran extremadamente autosuficientes hasta el punto de negar la intervención de Dios en la vida cotidiana.
2. Negaban todo tipo de resurrección de los muertos (Mateo 22:23; Marcos 12:18-27; Hechos 23:8). A causa de esta creencia, los saduceos se resistieron fuertemente a la predicación de los apóstoles de que Jesús había resucitado de entre los muertos.
3. Negaban la vida después de la muerte, afirmando que el alma perecía al morir y, por lo tanto, negaban cualquier castigo o recompensa después de la vida terrenal.
4. Negaban la existencia de un mundo espiritual, es decir, de ángeles y demonios (Hechos 23:8).
Ya que los saduceos eran básicamente un partido político más que una secta religiosa, no se preocuparon por Jesús sino hasta que tuvieron miedo de que Él pudiera llamar la atención de los romanos. En ese momento, los saduceos se unieron a los fariseos y conspiraron para dar muerte a Cristo (Juan 11:48-50; Marcos 14:53; 15:1). Hay otras menciones a los saduceos en Hechos 4:1 y Hechos 5:17, y los saduceos están implicados en la muerte de Santiago, el hermano de Juan, en Hechos 12:1-2. El historiador Josefo también relaciona a los saduceos con la muerte de Santiago, el hermanastro de Jesús.
Como los saduceos no dejaron ninguna descripción escrita de sí mismos, todo lo que sabemos sobre lo que creían o lo que hacían es lo que se encuentra en la Biblia y en fuentes de segunda mano. De acuerdo con la mayoría de los registros históricos, entre los que se incluyen los de Josefo, los saduceos eran groseros, arrogantes, ávidos de poder y rápidos para disputar con los que no estaban de acuerdo con ellos.
Los saduceos dejaron de existir como grupo en el año 70 d.C, cuando los romanos destruyeron Jerusalén y el templo.