Rubén fue el hijo primogénito de Jacob con Lea y el antepasado de una de las doce tribus de Israel. La historia de Rubén en la Biblia se narra en los capítulos 29-50 del Génesis.

 

La madre de Rubén, Lea, se convirtió en la esposa de Jacob mediante un astuto truco (Génesis 29:15-30). Jacob había ido a vivir con su tío Labán a Padan-aram. Allí conoció y se enamoró de Raquel, la hermosa hija de Labán. Jacob aceptó trabajar siete años por el derecho a casarse con Raquel, la hermana menor de Lea. La noche de bodas, Labán sustituyó a Raquel por Lea, quien llevaba puesto un enorme velo. A la mañana siguiente, Jacob se sorprendió al descubrir el engaño. Quedó tan enamorado de Raquel que aceptó trabajar otros siete años para ella.

 

La vida de Lea resultó desgarradora en su afán por ganarse el amor de Jacob. Sin embargo, Dios bendijo a Lea con el honor de dar a luz a muchos hijos, incluido el hijo mayor de Jacob, Rubén.

 

Se han atribuido varios significados al nombre Rubén, pero el más aceptado es: "Ved, un hijo". Cuando Lea dio a luz a Rubén, explicó su elección: "Le puso por nombre Rubén, pues dijo: "Por cuanto el Señor ha visto mi aflicción, sin duda ahora mi marido me amará"" (Génesis 29:32, NBLA). Esta afirmación pone de manifiesto la tensión que existió de por vida entre las dos hermanas en su matrimonio con Jacob.

 

De adulto, Rubén fue uno de los hijos más honorables de Jacob. Rubén salvó la vida de José cuando sus hermanos conspiraron para matarlo. Convenció a los hermanos de que no asesinaran a José y los convenció de que lo dejaran en un pozo (Génesis 37:21-22). Rubén tenía la intención de regresar en privado y rescatar a José, pero su plan fracasó cuando, en su ausencia, los otros hermanos vendieron a José como esclavo. Años más tarde, cuando todos los hermanos se enfrentaban a la desgracia en Egipto, Rubén reprochó a sus hermanos que hubieran traído el desastre a su familia: "¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el joven, y no escuchasteis? He aquí también se nos demanda su sangre" (Génesis 42:22).

 

En Génesis 30:14-17, un interesante episodio bíblico relacionado con Rubén se centra en la creencia de su madre y su tía en la medicina popular. Un día, durante la siega del trigo, Rubén encontró mandrágoras en el campo. Las mandrágoras eran plantas herbáceas conocidas por su exótica fragancia y sus raíces con forma humana. También se creía que aumentaban la fertilidad de la mujer. Rubén recogió las mandrágoras y se las llevó a su madre, Lea.

 

Raquel pidió algunas de las mandrágoras que había encontrado Rubén, pero Lea la reprendió: "¿Es poco que hayas tomado mi marido, sino que también te has de llevar las mandrágoras de mi hijo?" (Génesis 30:15). Así pues, Raquel llegó a un acuerdo con Lea. A cambio de algunas mandrágoras, dejó que Lea se acostara con Jacob. Como resultado, Lea quedó embarazada y dio a Jacob un quinto hijo, Isacar.

 

Rubén demostró un amor extremo por su anciano padre cuando ofreció a sus dos hijos como garantía de la seguridad de Benjamín (Génesis 42:37). Pero, a pesar de las admirables cualidades y buenas intenciones de Rubén, carecía de una perdurable fortaleza de carácter.

 

El gran fracaso de Rubén ocurrió cuando se acostó con Bilha, la concubina de su padre. Este acto, un grave delito castigado con la muerte, reveló la pérdida de su integridad inicial. Tras la muerte de Raquel, es probable que Rubén se sintiera ansioso porque Jacob había favorecido a sus hijos en detrimento de los de Lea. También es posible que estuviera preocupado por su madre. Al acostarse con Bilha, es probable que Rubén desafiara la autoridad de su padre y se aferrara al poder.

 

Como hijo mayor de Jacob, Rubén debería haber recibido la primogenitura, pero se le negó este honor por su falta de respeto: "Rubén, tú eres mi primogénito, mi fortaleza, y el principio de mi vigor; principal en dignidad, principal en poder. Impetuoso como las aguas, no serás el principal, por cuanto subiste al lecho de tu padre; entonces te envileciste, subiendo a mi estrado" (Génesis 49:3-4).

 

La tribu de Rubén descendía de Rubén y sus cuatro hijos: Hanoc, Falú, Hezrón y Carmi. Tras ayudar a las demás tribus a tomar posesión de la Tierra Prometida, la tribu de Rubén se estableció al este del río Jordán. Al principio empezó con fuerza, y siempre se mencionaba a la tribu en primer lugar -en el lugar de honor- en las listas de las doce tribus de Israel. Sin embargo, debido al incesto de Rubén con Bilha, la tribu acabó perdiendo su lugar de preeminencia, tal como Jacob había profetizado. Ningún juez, profeta o gobernante prominente procedía de la tribu de Rubén, y en el Nuevo Testamento no se hace mención alguna de la tribu, aparte de la enumeración de Apocalipsis 7:5.