José fue el padre terrenal de Jesucristo, el Hijo de Dios. José fue un descendiente del Rey David, vivía en Nazaret, en Galilea y estaba comprometido para casarse con María (Lucas 1:27), la virgen que dio a luz a Jesús. La Biblia nos dice que María quedó embarazada por obra del Espíritu Santo (Mateo 1:18) y no por José. Por lo tanto, se puede entender a José como el padre terrenal adoptivo de Jesús, pero no como su padre biológico.

 

La Biblia no nos dice mucho acerca de José. Pero, dadas las pinceladas que tenemos de su carácter, concluimos que era un hombre humilde que se preocupaba profundamente por obedecer a Dios. Por ejemplo, el libro de Mateo nos dice que José "era justo" (Mateo 1:19). Después de que un ángel del Señor se apareció a José y le animó a no tener miedo de tomar a María como su esposa, José obedeció inmediatamente (Mateo 1:24-25). Más adelante, en el libro de Mateo, un ángel se aparece de nuevo a José y le ordena llevar a María y a Jesús a Egipto porque el rey Herodes quiere matar a Jesús. De nuevo, José obedece inmediatamente el mandato del ángel y lleva a su familia a Egipto, salvando la vida de Jesús (Mateo 2:14-15). Después de que Herodes murió, un ángel aparece una vez más a José y le ordena regresar a Israel, cosa que él hace (Mateo 2:19). José es un ejemplo de obediencia.

 

La Biblia también indica que José era un hombre bondadoso y abnegado. Aunque tenía el derecho legal de divorciarse de María cuando descubrió que estaba embarazada, tenía la intención de hacerlo en privado (Mateo 1:19) porque no quería causar ninguna vergüenza o desgracia pública a María o a su familia. Además, después de su matrimonio, José no tuvo relaciones sexuales con María hasta después de que Jesús naciera (Mateo 1:25); de esta manera, José protegió la validez del nacimiento virginal. Siguiendo el edicto de César, José llevó a María para ser contada en el censo de Belén, de donde eran sus antepasados (Lucas 2:4-5). Cuarenta días después de que Jesús nació, José (junto a María) llevó a Jesús a Jerusalén para ser consagrado en el templo, como lo requería la Ley de Moisés (Lucas 2:22–24).

 

Otro incidente muestra aún más el compromiso de José con la observancia de la ley: "Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua" (Lucas 2:41). En uno de estos viajes, cuando Jesús era aún un niño, Jesús se quedó en el templo de Jerusalén mientras Sus padres comenzaron su regreso a casa. Cuando María y José se dieron cuenta de que Jesús no estaba con su caravana a Galilea, buscaron "angustiados" durante tres días antes de encontrarlo sentado entre algunos maestros de la ley (Lucas 2:48).

 

Cuando Jesús era adulto, la gente solía referirse a Él como el "hijo de José" (Lucas 4:22; Juan 1:45; 6:42), aunque los escritores del Evangelio tuvieron cuidado de afirmar que el verdadero Padre de Jesús era Dios, y que José era más bien un padre adoptivo o padrastro (ver Lucas 3:23). La gente también se refería a Jesús como "el hijo del carpintero" (Mateo 13:55), sugiriendo que José trabajaba como carpintero o algún otro trabajo manual (la palabra griega para "carpintero" también podría traducirse como "cantero" o "metalúrgico"). Cualquiera que fuera la vocación de José, es evidente que trabajó duro para mantener a su familia, haciendo lo que podía para ayudar a Jesús a crecer en "sabiduría y estatura" (Lucas 2:52).

 

A José no se le menciona en ninguno de los relatos del ministerio de Jesús como adulto, mientras que a María, su madre, sí se le menciona ocasionalmente (Marcos 3:31; Juan 2:1; 19:25). La ausencia de José en los relatos del ministerio de Jesús ha llevado a muchos a creer que José murió en algún momento entre la infancia de Jesús (Lucas 2:42) y el inicio de Su ministerio público como adulto (Lucas 3:23). El hecho de que Jesús, mientras agonizaba, encomendara el cuidado de Su madre a Juan, es un claro indicio de que José ya había fallecido (Juan 19:26-27).

 

Aunque la Biblia no da muchos detalles sobre quién era José como persona -y no registra ninguna palabra que José pronunciara-, sabemos lo suficiente para ver que era un hombre humilde que obedecía fielmente a Dios, honraba a los demás, asumía responsabilidades y trabajaba duro para mantener a su familia. Todas estas son características piadosas que deberíamos tratar de imitar.